sábado, 26 de julio de 2008

Eclipse

Una sombra apareció ocultando la ya pálida luz de su presente, no era una oscuridad fugaz, hizo presencia por un largo lapso en el que estuvo tras la opresión de un pequeño suplicio y el afán por volver a brillar. No fue la primera vez que ocurrió, ya se había enfrentado a ello, cuando perdió a un ser amado intensamente, de lo cual se recuperó al retornar a la firmeza que le proporcionaba la inocencia, aquella que le devolvía su capacidad de seguir soñando. En esta ocasión sentía que se abandonaba por una urgente necesidad de transición, el eclipse era esperado.

Al pensar que se salvaría de una frustración imperecedera no insisitió en continuar luchando en medio de la desidia como quien chapalea en una fuerte corriente, se detuvo aunque no le fue fácil llegar a la quietud, se cerró con tranquilidad y de pronto pudo observar lo que hasta ese momento no veía conscientemente, todo el desorden que le rodeaba. El resplandor le encontró cuando con una nueva percepción divisó la fuente del cambio hacia la gracia y la desdicha, de pronto pasó de ser manejado por los hilos incontrolables de las circunstancias a armar y mover otra vez el escenario de su vida, pasado ya el eclipse.

1 comentarios:

[sq] dijo...

Se anhelaría que las múltiples formas de expresión de cualquier pasión que se esté desatando, sean recibidas y comprendidas por un receptor. Por eso es obvio que no es agradable, en situaciones adversas, las contrariedades, las pugnas y demás detallitos que no nos ayudan a salir de ese eclipse, que aunque corto, permanece muchísimo tiempo en nuestro accionar.