viernes, 25 de julio de 2008

Llamarada

Llamaradas, prendidas con firmeza ante los vientos recios de la desesperación del cuerpo y la mente, sensaciones de arraigo a nada más que la voluntad, señales de evolución y esperanza en medio de la nada a la que ha reducido ¨el mundo¨el espíritu humano, aquel que permanece vigilante detrás de la película de la vida, que aparentemente está manipulada por los artificios de estrategas de un nuevo orden global. La presunción de control ha hecho pensar a muchos que pueden disponer de los rumbos de una sociedad de la ignorancia y aplastar como panaderos a la masa, creyendo que tratan con simple materia manejable, susceptible de manipular a su antojo para consevar su codiciado poder, una adquisición mediocre y engañosa, un esfuerzo para instaurar una verdad a conveniencia.
La llamarada del alma es la que alimenta esa búsqueda que cruza las fronteras de lo inimaginado o ¨imposible¨, las barreras de un mundo ficticio, derrotando el miedo a lo desconocido y alcanzando la plena libertad, a la que tanto temen ¨los amos¨ y que salva a quien la encuentra de perderse entre los laberintos construidos por los ingenieros del dominio. Esta aventura no exige aislamiento, solamente espera por el reencuentro entre nuestro presente y la verdad, residente en la llamarada interior.

1 comentarios:

[sq] dijo...

Una vez leìmos que Aristòteles fue quien afirmo que en la sociedad habìan nacido seres para dominar y otros para ser dominados o esclavos, como lo entendemos nosotros.
Quizás desde mucho antes, las fuerzas predeterminaron esa conclusión a la que llegó el filósofo... tal vez para un "orden mundial" esta regla de aquélla civilización, debe primar, de otra forma, claro, pero debe existir...