He sido rocío, he sido brisa, he sido tormenta. He permeado el paisaje y humedecido tu vestimenta, te he rosado la piel y te he impactado como evento inesperado. Así continúo aún, pasajera y mutante, pero hecha de lo mismo siempre, simplemente agua, la que cae a torrentes cuando el cansancio le agobia, la que baja suavemente cuando despacio quiere escurrir el pesar, la que prescinde del descenso cuando la calidez y la frescura de un día prometedor le hacen aguardar atenta al horizonte y olvidar el tiempo como carga.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentarios:
Lo que ya dentro de poco se nos va... tanta agua salada, no???
Publicar un comentario